Día 1- 12 de octubre.
Hoy siento una doble alegría: por fin hemos tocado tierra y también cumplo 13 años. Echo especialmente de
menos a mi madre desde que el año pasado murió de aquellas calenturas. Guardo
como un tesoro el pañuelo que ella misma bordó con mi nombre, María. Me he
sentido abandonada. Pero también ha sido una suerte coincidir con Diego y
Leonor y que sean de mi misma edad. Los tres hemos sido polizones en este
barco. Los marineros están echando las barcas para llegar a tierra y yo no me
lo quiero perder. Voy a ver si me puedo colar en alguna. Espero volver a
escribir pronto.
Día 17 de octubre.
He conseguido colarme en el camarote del almirante y
birlale un par de pliegos para poder seguir con mi diario. Espero que no me
descubra porque si no me hará saltar por la borda o me colgará del palo mayor.
El otro día cuando pisé tierra por fin, fue una sensación maravillosa: todo era
verde, con pájaros que nunca jamás había visto. Hay gentes en esta tierra desconocida
muy hospitalarias. Las frutas son maravillosas y el agua, fresca y clara. No
hablan nuestra lengua, tienen costumbres raras, van desnudos, su piel es
tostada y se adornan el pelo con plumas de colores y pinturas por el cuerpo y
la cara. Les encanta reírse, bailar y jugar con una bola que hacen con
cortezas. He estado todo el tiempo con Diego, y hemos jugado con los paisanos.
Me encanta, es tan divertido... Siempre se preocupa por mi y me ayuda. Su
hermana Leonor también es muy simpática. Ha estado cocinando con las mujeres de
aquí y hemos probado el cuy. Mañana vuelve la expedición que ha ido a explorar
el terreno. Vamos a ver que cuentan...
Día 25 de Octubre.
He estado como loca buscando los pliegos de mi diario.
Llegué a pensar que el cocinero Pedro Bravo los había utilizado para encender
el fuego. Al final los había escondido en una tinaja vacía y no lo recordaba.
La expedición que fue a reconocer el terreno volvió a los 3 días. Han traído
comidas rarísimas: piña, aguacate, guayaba, yuca, guanábana, pajuil,
ají, maíz, patata, marunguey, cacao... Todo es tan nuevo y está tan rico... También, dijeron que la
comida que más toman es el cuy, que fue la que probamos nosotros. Se trata de una especie de conejo, parecido a una rata, que hacen asado al fuego; a mí me gusta. Pero claro, todas estas palabras no las conocemos en Castilla, sólo en
su lengua. Fray Sebastián se ha empeñado en cristianizar a esta
gente. Yo creo que no se enteran de nada. Pero lo que a mi más me importa es
estar con Diego. Creo que me estoy enamorando.